Y ahora?

Bueno, para todos los que hacen el tan temido pero redituable (al fin y al cabo) “puerta a puerta”, acá les va un compendio de todas las razones por las que la gente debería comprar nuestra Rifa en lugar de la de nuestros hermanos arquitectos.

Este análisis está dividido en dos partes: la primera le tapa la boca a toda la gente que dice que compra la Rifa de Arquitectura porque “los arquitectos tienen que viajar”; y la segunda le tapa la boca a todos los que dicen que la Rifa de Arquitectura “tiene los mejores premios”. Ta luego.

Monumentos las tarlipe.

Muchas veces pasa, que cuando vamos a ofrecer nuestra querida Rifa, nos encontramos con una cálida respuesta del otro lado que suena más o menos así: “ahhh, son de economía?....ah, entonces no, porque yo si compro compro la de Arquitectura, porque el viaje de ellos se justifica más que el de ustedes…”.

En ese momento, antes de masacrar a la persona con la carpeta de los boletos de reserva, podemos ensayar una respuesta más o menos así: “claro, lo que pasa es que nuestro viaje no es tanto un fin en sí mismo, sino más bien un premio a la buena administración de la Rifa. O sea, tanto Arquitectura como nosotros trabajamos en comisiones, y mucho, pero la diferencia es que los estudios para la definición de las variables principales del Grupo de Viaje de Arquitectura (cantidad de rifas a emitir, precio de las mismas, entre otras) son realizados por profesionales contratados, mientras que en nuestro caso los que tomamos tales decisiones somos los propios estudiantes. Ellos tercerizan cosas importantes, mientras que nosotros sólo tenemos contratada a una escribana que se encarga de todo lo relacionado con las escrituras de los premios.

Además, vamos a no mentirnos: no me van a decir que los estudiantes de Arquitectura van a estar continuamente mirando monumentos. O más bien, no me van a decir que los estudiantes de Arquitectura van a estar siempre sobrios y desintoxicados mientras miran los monumentos. Si hasta hace poco vendían cerveza en la cantina de su Facultad: por favor!!”

Por último, cuando todavía están medio abombados por la paliza que les acabamos de dar a su concepción de los Grupos de Viaje, los rematamos con lo siguiente: “Ah, además nosotros tenemos unos cuantos eventos académicos durante el viaje. Muchos de esos (congresos, visitas a universidades en el exterior, etc.) nos sirven para varias cosas, entre ellas, descubrir la existencia de nuevas técnicas de trabajo, impulsar nuestra creatividad a la hora de realizar estudios en nuestro país y descubrir que soluciones se encontraron en otros países a sus problemas económicos, para de esa forma implementarlos en el nuestro.”

Dicho esto, se dan media vuelta y se retiran, dejando a la persona con ganas de comprarnos 20 rifas a cada uno y a la vez de linchar un par de Arquitectos por el engaño en que fueron sometidos todos estos años. Salute.



Who´s your daddy?

Ciertamente que la rifa de Arquitectura es bastante atractiva. Basta mirar su folleto para darse cuenta que si estos tipos saben de algo, es de diseño. Pero a ver, que armas tenemos nosotros cuando un potencial cliente de la Rifa nos dice “pero Arquitectura no tiene mejores premios?”:

• Ellos emiten aproximadamente 5.000 rifas más que nosotros. Eso significa menos chances de ganar algo.
• Ellos priorizan muchísimo los primeros premios (son geniales, hay que admitirlo, pero los priorizan tanto que un quinto premio de ellos es una TV, mientras que un quinto premio nuestro es una heladera c/freezer, una cocina, un microondas y un lavarropas). Eso se traduce en que si no tenés una suerte de dioses para embocarle a los primeros premios, la quedaste en comparación con nuestra Rifa. Nuestra Rifa es más equilibrada, ya que distribuimos el valor de los distintos premios de forma más homogénea. Y no se queden ahí, no comparen sólo el quinto, comparen todos los premios que hay por debajo del primer premio y se dan cuenta.
• Al punto anterior súmenle que muchas veces las casas que ellos tienen en la Rifa forman parte de un delirio del estudiante de turno. En Punta del Este hay una muy parecida a una caja de aluminio que todavía están tratando de vender.
• Ellos tienen 2 tarjetas de débito de $480.000. Premio genial, te comprás de todo, pero quedás atado a comprarte cosas por ese valor. No te sirve para pagar cuentas, no las podés pasar a efectivo.
• Ellos tienen un auto menos, y además los autos no son Peugeot 206 y 307 como tenemos nosotros, sino 206 y 107, siendo este último el auto más barato que tiene Peugeot hoy en día.
• Ellos tienen 10 excursiones por Uruguay, 10 fines de semana en Buenos Aires, 9 excursiones por el resto de América y un crucero por el Caribe. Nosotros tenemos 29 viajes a Europa, América, Asia y Oceanía.
• Ellos entregan más premios chicos que nosotros, pero son de menor calidad. Para eso sólo una observación: quien tenga el boleto de Arquitectura que se fije en la marca de las cámaras digitales que ofrecen ellos, y después que la compare con la marca de las nuestras.
• Los sorteos extra de ellos son una cosa que se llama “cine en casa”, consistente en un proyector, un Home Theatre, un DVD y un sillón (más o menos lo que equivale a un cuarto premio nuestro, si cambiamos el proyector por una TV LCD 32’’ y el sillón por un minicomponente). Nosotros tenemos un Peugeot 206 5 puertas y un Viaje para dos personas a Australia.
• Las notebooks de ellos vienen con un bolso de regalo (¿?¿?¿?). Las nuestras no, pero son Acer.
• Ellos no tienen premios por aproximación, solo por terminación.

Bueno, es todo por ahora. Saludex, y a vender, carajo!!!.